TEMA 2. LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES URBANAS Y FORMAS URBANAS

Para llegar a comprender la realidad actual de la ciudad debemos estudiar su historia y su evolución. La ciudad es el resultado de esa historia y de cómo ha sido organizada por las diferentes sociedades a lo largo de los años. Las primeras civilizaciones urbanas surgieron porque se dieron mejoras agrícolas que permitieron obtener excedentes agrarios y con ello surgieron los mercados. La cultura y forma de organización social de las primeras civilizaciones se reflejaba en las ciudades y en la morfología de su plano urbano.

2.1 ¿Por qué surgieron las ciudades?

Decimos que las ciudades son creaciones humanas porque, a lo largo de la historia, las distintas civilizaciones les han ido dando forma y modelando el paisaje para convertir algo que no era urbano en urbano, es decir, para que se produjese el proceso de urbanización. De este modo, las ciudades son el resultado de las actuaciones que a lo largo de los años han acometido los distintos grupos de población que se han asentado sobre ella. Serán, en consecuencia, el reflejo de la forma en la que se organizaban esas sociedades. Si una sociedad estaba jerarquizada se podrá ver claramente en la diferenciación de los tipos de viviendas y en la existencia de una segregación espacial. Si una sociedad tenía creencias religiosas, lo vamos a poder observar en la disposición de edificios destinados al culto. Si una sociedad se organizaba en forma de clanes probablemente lo que observamos sea un crecimiento celular como ocurría en las ciudades hispanomusulmanas durante la Edad Media. El plano nos sirve a los geógrafos y a otros estudiosos de los fenómenos urbanos como instrumento fundamental para analizar la superposición de etapas históricas, permitiéndonos identificar las permanencias y los restos que quedan de etapas históricas anteriores. Así, podemos decir que el plano es un totalizador histórico y analizando planos correspondientes a momentos históricos distintos podremos vislumbrar cuál ha sido el devenir de esa ciudad.

Para que se pudiera dar la revolución urbana, es decir, la transformación de los asentamientos neolíticos en ciudades en torno a los años 3.500-3.000 a.C., tuvo que darse una producción agrícola excedentaria. Esta permitió a su vez una especialización laboral de una parte de la población, que pudo dedicarse a otras actividades que no eran la agricultura y la ganadería. Así, poco a poco, va surgiendo una forma de organización más compleja, donde podemos ver intentos de administración y una jerarquización de las clases sociales. A partir de entonces, o simultáneamente surgieron los mercados. Podemos entender aquí, por tanto, que uno de los factores que favoreció el surgimiento de las primeras ciudades fue la existencia de un mercado donde comerciar y vender el excedente agrícola. La religión jugó con frecuencia un papel fundamental en esa jerarquización. También, el surgimiento de la escritura y de conocimientos científicos avanzados como las matemáticas o la astronomía son una característica fundamental para que podamos hablar de civilizaciones urbanas.

Pero, ¿Dónde surgieron las primeras civilizaciones urbanas?

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Surgieron en el Sur de Mesopotamia, en la meseta entre el Tigris y el Éufrates; en Egipto, a lo largo del Río Nilo; en la India, en el valle del Indo; y en torno al río Amarillo, en China. Vemos que la existencia de agua jugó un papel fundamental. De hecho, gracias a la utilización y al conocimiento que tenían de las crecidas de los ríos o de los sistemas de regadío florecieron estas civilizaciones. De estas cuatro primeras civilizaciones urbanas, exceptuando la cultura china que posteriormente se extendió a Japón, ninguna otra ha perdurado en el tiempo y se consideran civilizaciones muertas (Morris, 2018).

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Estas civilizaciones comparten las siguientes características que son las que le otorgan su consideración como civilizaciones urbanas:

  • Surgieron en zonas fluviales, junto a los valles fértiles de los ríos. Disponían de los conocimientos y técnicas para desarrollar infraestructuras hidráulicas avanzadas como canales de irrigación, represas, etc. que les permitieron aprovechar mejor el agua, tanto en periodos de sequía como de inundaciones.
  • Eran fundamentalmente sociedades agrícolas, aunque se daban también otras actividades económicas (minería, artesanía y comercio).
  • Se construyeron ciudades que constituirán importantes centros políticos, religiosos y económicos.
  • Se organizaban políticamente en Monarquías Teocráticas, a la cabeza de las cuales estaba el Rey que solía reunir en su persona atribuciones divinas.
  • Eran sociedades fuertemente jerarquizadas, con una fuerte estratificación en clases sociales.
  • Eran politeístas, con un culto muy marcado hacia las fuerzas de la naturaleza.
  • Desarrollaron la escritura como herramienta necesaria para gestionar la administración de las ciudades. 

Referencias

Morris, A. E. J. (2018). Historia de la forma urbana: desde sus orígenes hasta la revolución industrial. Barcelona: Gili.