TEMA 4. LA CIUDAD MEDIEVAL

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Course: La evolución del planeamiento urbano, [2021/11] [cas]
Book: TEMA 4. LA CIUDAD MEDIEVAL
Printed by: Gonbidatua
Date: Saturday, 18 May 2024, 5:43 AM

Description

Este es un largo periodo de la historia en el que inicialmente se dio un retroceso en el grado de urbanización en Europa, pero en el que después poco a poco las ciudades fueron creciendo y consolidándose. En España, nos interesará sobre todo contrastar las diferencias existentes entre la ciudad medieval cristiana y la ciudad hispanomulsumana, para identificar muchos de los orígenes de las ciudades actuales.

OBJETIVOS

En este tema se pretenden alcanzar los siguientes objetivos:

  1. Reconocer los distintos tipos de ciudades medievales cristianas en función de su origen y de su planificación o ausencia de planificación.
  2. Comprender la influencia que las religiones cristianas y musulmanas ejercieron en la conformación de dos modelos de ciudad distintos en la Península Ibérica.
  3. Entender la importancia que tuvo el mercado para el crecimiento de las ciudades.

4.1 La ciudad medieval cristiana. Religión y Mercado.

Las ciudades son el reflejo de actuaciones emprendidas por gobernantes, pero también por agentes privados, sobre todo, cuando no ha existido planificación. Van a ser el reflejo de las ideologías y la forma de organizarse de la sociedad del momento así esto se hace evidente por ejemplo en los primeros poblados primitivos en los que la organización era muy básica el espacio urbano era simplemente un conjunto de viviendas en torno a un espacio central abierto. En la Edad Media también es muy evidente la influencia de la forma de organización y, en este caso, del papel que jugaba la religión en la forma y el entramado de la ciudad. Así se distinguen claramente dos tipos de ciudades: una ciudad medieval cristiana y la ciudad medieval musulmana.

Hacia los siglos XI y XII, prácticamente todos los asentamientos que más tarde se convertirían en ciudades, se hallaban ya establecidos en sus emplazamientos respectivos. Durante la Alta Edad Media, las ciudades se vaciaron y las aldeas fueron surgiendo por todos lados, debido a la Caída del lmperio Romano. Sin embargo, a partir del año Mil, se abre un nuevo periodo de producción urbana, donde las ciudades se intentan adaptar a las nuevas exigencias de la economía urbana. Para ello, dispondrán de plazas abiertas para los mercados, a las que muchas veces deberán su nacimiento y, la mayoría de las veces, su crecimiento. En esta época, no existirá un urbanismo unificado y podremos encontrar diferentes morfologías ya que la variedad de estructuras urbanas será fruto de los conflictos producidos entre los diferentes grupos sociales que habitan la ciudad (el clero, la nobleza, los campesinos residentes en la ciudad, los artesanos) (Delfante, 1997).

Fuente: imagen propia

En la ciudad medieval, el emplazamiento topográfico tendrá gran influencia en el futuro desarrollo del plano, ya que con frecuencia, los emplazamientos nuevos se localizaban en zonas escarpadas y altos para garantizar una mejor defensa. En la configuración de la ciudad la función principal que motivó su surgimiento  tendrá un papel decisivo y muchas veces el plano también va a reflejar la organización de la sociedad. Los diferentes grupos sociales (clero, nobles, artesanos, etc.) viven con frecuencia en grupos aislados organizados en calles, zonas o barrios propios que presentan fisionomías propias. En suma, la ciudad feudal surge de la unión de la función civil y la función militar (Muller y Vogel, 1984).

Referencias

Chueca Goitia, Fernando (1977). Breve historia del urbanismo. Madrid: Alianza Editorial.

Delfante, Charles (2006). Gran Historia de la Ciudad. De Mesopotamia a Estados Unidos [versión castellana de Angel Isac; ed. original, 1997]. Madrid: Abada.

Morris, A. E. J. (2018). Historia de la forma urbana: desde sus orígenes hasta la revolución industrial. Barcelona: Gili. 

Müller, W., & Vogel, G. (1984). Atlas de arquitectura 2. Generalidades. Del románico a la actualidad. Madrid: Alianza Editorial

4.1.1 Tipologías de ciudades medievales

Podemos clasificar las ciudades medievales en función de su origen en cinco grandes categorías:

  • Ciudades de origen romano
  • Burgos: construidos al principio como bases militares fortificadas que después fueron adquiriendo funciones comerciales.
  • Ciudades de crecimiento orgánico desarrolladas a partir de aldeas.
  • Bastidas francesas, inglesas o galesas: asentamientos de nueva creación que se trazaban de acuerdo a un plano geométrico definido generalmente de forma rectangular y generalmente estaban fortificadas.
  • Ciudades de nueva planta de toda Europa, la mayoría de ellas fundadas con fines comerciales.

Las ciudades de crecimiento orgánico se trataban bien de restos de ciudades de fundación romana, bien de burgos, constituidos en el siglo IX como bases fortificadas y que fueron adquiriendo posteriormente funciones comerciales o bien de aldeas que iban a ir creciendo y adquirirían el estatus de ciudad.

En las ciudades de origen romano, con frecuencia, la estructura original: romana en retícula se perdía ya que muchas veces se habían despoblado y sólo se ocupaba una parte de la ciudad. Con frecuencia, cuando se realizaban reconstrucciones, estas se basaban en el crecimiento orgánico sin planificar de la época medieval.

Fuente: IGN (CC-BY 4.0), https://www.ign.es/web/catalogo-cartoteca/resources/html/017114.html

Fuente: IGN (condiciones legales), https://www.ign.es/web/catalogo-cartoteca/resources/html/017114.html

Fuente: Matthäus Merian, Rijksmuseum, Dominio público,  https://picryl.com/media/plattegrond-en-gezicht-op-regensburg-e943ac

Los burgos surgieron debido a la necesidad de defensa de los territorios por parte de los señores feudales y florecen a partir de la construcción de castillos dotados de murallas con fines defensivos, que posteriormente irían agrandando sus fronteras, ganando población y adquiriendo funciones comerciales. Su origen es diverso, pudiendo tratarse de fundaciones ex Novo (Oxford y Wallingford) o de núcleos rurales preexistentes a los que se les doto de nuevas murallas o se reforzaron las antiguas.

Fuente: F. Merryweather, Dominio Público, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:An_Exact_Plan_and_Section_of_Old_Sarum.jpg

 Fuente: Kurt Kastner, Dominio Público, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Old_Sarum_Model_from_West.jpg

Los asentamientos aldeanos después transformados en ciudades son el ejemplo más claro de un crecimiento orgánico sin planificación. El desarrollo de estos núcleos se ve determinado por la estructura de los caminos originales, los límites de propiedad y las exigencias de su situación. Se puede clasificar sus trazados en cuatro grandes grupos:

  • aldeas encerradas o nucleares, que surgen a partir de un núcleo compacto.
  • aldeas polinucleares, que se desarrollan a partir del crecimiento de diversos núcleos de población cercanos entre si y que posteriormente se convierten en uno.
  • aldeas lineales o pueblos camineros, que se desarrollan a lo largo de un eje de comunicación.
  • aldeas dispersas o diseminadas, sin formas coherentes, con casas aisladas y esparcidas en grupos de dos o tres unidas por una red de caminos.

En este punto, hay que preguntarse en qué momento una aldea adquiría el estatus de ciudad. La respuesta a ello se encuentra en el momento en el que adquiría la función secundaria de centro de comercio local y desarrollaba algún tipo de industria especializada de pequeñas dimensiones.

En definitiva, la ciudad medieval es el resultado de su estructura económica (donde existe ya una artesanía y un comercio), de su diversa estructura social (al surgir clases sociales distintas del agricultor como artesanos, clérigos, comerciantes o aristócratas), de su estructura física (donde encontramos un trazado urbano con edificios públicos y fortificaciones), de su situación geográfica privilegiada (en las comunicaciones terrestres y fluviales, con la existencia de puentes, puestos de reabastecimiento y de parada) y, por último, de su vitalidad política. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las funciones comerciales no alteraron demasiado en un principio la relación entre el señor feudal y los habitantes de la ciudad.

La otra gran categoría de ciudad medieval son las ciudades de nueva fundación, que se pueden agrupar en dos grandes clases. Por un lado, las bastidas, que fueron construidas en base a un plan predeterminado y que adquieren una forma característica y fácilmente identificable, y, en segundo lugar, las ciudades llamadas de "nueva planta", de las que pocas fueron fruto de una planificación previa.

Fuente: FRAMYJO, Dominio Público, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bastides_-_3_-_situation_en_1271.jpg

Las bastidas se trazaban con arreglo a un plano geométrico definido, frecuentemente de forma rectangular, aunque también podían adoptar otras formas en función a la topografía del lugar. Para hacerlas atractivas, se cedía terreno edificable junta con tierras de cultivo, así como otros privilegios económicos, a sus futuros habitantes. En ocasiones, aunque la retícula de calles es lo habitual, esta se encuentra distorsionada o se utiliza únicamente en un sector de la ciudad. La mayoría de ellas surgen por la autoridad central real, bien para imponerse sobre las partes disidentes de su territorio, bien para extender sus dominios. Normalmente, esa autoridad financiaba la construcción de las murallas de la ciudad, que controlaban el trazado de las mismas. En general, las tierras eran cedidas a los nuevos habitantes directamente por la corona y, a cambio, ellos debían corresponder prestando algún servicio militar a tiempo parcial, por ejemplo, en las bastidas galesas, existía una alta proporción de familias inglesas como parte de una política de colonización. Las bastidas francesas, además, servían de fuente de producción agrícola y como centro local de mercado para el comercio. Frecuentemente existían murallas, aunque se diferencian las fuertes murallas de las bastidas galesas y las fortificaciones urbanas de la mayoría de las bastidas francesas. A veces, se construían murallas circulares, tanto por razones económicas como defensivas, ya que eran más apropiadas para repeler las tácticas de asalto de la época. También era frecuente la presencia de un foso, pero no así la de un castillo.

Fuente: BnF Gallica, licencia BnF Gallica, https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b7100604v/f1.item.r=plandelacitC3A9carcassonne

Fuente: Gobierno Vasco. Geoeuskadi (CC by 3.0), https://www.geo.euskadi.eus/s69-bisorea/es/x72aGeoeuskadiWAR/index.jsp

Fuente: James Stringer (CC BY-NC 2.0), https://bit.ly/3xeYmPS

Ni las bastidas inglesas (Winchelsea y Kingston-upon-Hull), ni las francesas contaban con un castillo, aunque las francesas poseían a veces iglesias de construcciones extremadamente sólidas y situadas en plazas separadas que servían de ciudadelas. En cambio, las bastidas galesas si contaban con un castillo agregado a ellas que servía de base para una guarnición del ejército regular.

Fuente: Gobierno Vasco. Geoeuskadi (CC by 3.0), https://www.geo.euskadi.eus/s69-bisorea/es/x72aGeoeuskadiWAR/index.jsp

Fuente: Wenceslaus Hollar, Dominio Público, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Wenceslas_Hollar_-_Hull.jpg

Fuente: William Ashton, Dominio Público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10777424

Dentro de las ciudades de nueva planta, se pueden encontrar unas 120 fundaciones urbanas en Inglaterra, alguna de las cuales tuvieron motivaciones estratégicas de índole político -militar similares a las bastidas, pero siendo la mayoría fundadas con fines comerciales. Por ejemplo, tenemos el caso de Salisbury, en el que se puede distinguir los restos del castro romano de Old Sarum próximos a la New Sarum, que se constituyó con fines comerciales aprovechando el lugar estratégico de un cruce de caminos.

Fuente: imagen propia, mapa base del Gobierno Vasco, Geoeuskadi (CC by 3.0), https://www.geo.euskadi.eus/s69-bisorea/es/x72aGeoeuskadiWAR/index.jsp

También podemos encontrar ejemplos de nuevas ciudades en las fundaciones de los Zähringen que constituyeron ciudades, castillo y monasterios a ambos lados del Rhin (Suiza y Alemania).

Fuente: Charles Fichot, Dominio Público, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:CH-NB_-_Bern,_Vogelschauansicht,_von_Westen_-_Collection_Gugelmann_-_GS-GUGE-FICHOT-A-1_(adjusted).jpg

Fuente: othree (CC BY 2.0), https://bit.ly/3xhIegn

En Alemania Oriental, también se crearon numerosas ciudades como colonias de las ciudades occidentales, como es el caso de Nuevo Brandeburgo. El objetivo era doble: por un lado, contribuían a la expansión alemana y, por otro, permitían alojar el excedente de población de las congestionadas tierras de cultivo de la ciudad original.

En la Republica de Florencia, también existió un programa de fundación de ciudades poco conocido llevado a cabo entre 1280 y 1310 en los valles del rio Arno y de sus afluentes. La política de Florencia en el siglo XIII estuvo basada en el control de su territorio mediante la fundación de castillos y ciudadelas. Desde el punto de vista de su forma física y sus fundamentos socioeconómicos, puede decirse que las terre murata son similares a las bastidas francesas.

Por último, decir que en España además de las ciudades islámicas, se encuentran numerosas ciudades de crecimiento orgánico, principalmente burgos que se desarrollaron alrededor de un castillo o a núcleos aldeanos fortificados por orden de la autoridad real o en respuesta a intereses locales; ciudades de crecimiento origen romano. Pero también se dan algunas fundaciones de nuevas ciudades entre los siglos XI y XV como, por ejemplo, Puente la Reina y Briviesca.

Fuente: Josep Maria Viñolas Esteva (CC BY 2.0), https://bit.ly/3sFNAPf

Referencias

Delfante, Charles (2006). Gran Historia de la Ciudad. De Mesopotamia a Estados Unidos [versión castellana de Angel Isac; ed. original, 1997]. Madrid: Abada.

Morris, A. E. J. (2018). Historia de la forma urbana: desde sus orígenes hasta la revolución industrial. Barcelona: Gili. 

4.1.2 Partes de la ciudad medieval

Cualesquiera que fueran sus orígenes, las ciudades medievales tienen contextos sociales, económicos y políticos similares en la mayor parte de los países europeos. Las partes que componen la ciudad son normalmente la muralla con sus torres y puertas, las calles y espacios afines destinados a la circulación, el mercado alojado a veces en el interior de un recinto cerrado, la gran masa de edificios de la ciudad y los espacios destinados a jardines privados anexos y, por supuesto, la Iglesia, que en numerosas ocasiones se encuentra ubicada en su propio espacio urbano. En muchas de ellas, el castillo también juega un papel fundamental, con una función defensiva. 

Fuente: imagen propia

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Un elemento de gran peso en la ciudad medieval es la muralla, que puede cumplir una triple función: como frontera aduanera, como elemento de defensa y también una misión sanitaria al cerrar la ciudad frente a las epidemias. La existencia de la muralla obliga a que la expansión de la ciudad no pueda ser un proceso continuo, sino que se vio obligada a desarrollarse en sucesivas etapas, cada una de las cuales iba precedido de la construcción de una nueva muralla para absorber a los suburbios construidos fuera de la ciudad.

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Fuente: crookoo, licencia Pixabayhttps://pixabay.com/es/photos/castillo-carcassonne-francia-612816/

Otro de los aspectos más característicos de las ciudades medievales es el gran poder que ejerce la Iglesia. Muchas ciudades surgen al amparo de la protección de las ciudades episcopales amuralladas y de los monasterios fuertemente defendidos.

Las plazas suelen tomar formas irregulares, en ensanchamientos de calles o espacios abiertos en los cruces de las calles. No se tratarán de plazas planificadas, por lo que la estructura y forma de las plazas serán muy diversas, respondiendo al uso y las exigencias prácticas. Un caso paradigmático es la Piazza del Campo de Siena con una forma característica adaptada para la celebración del Palio de Siena, una carrera de caballos que enfrenta a los distritos de la ciudad.

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Fuente: cisko66 (CC BY 3.0), https://commons.wikimedia.org/wiki/File:San_Gimignano_-_panoramio_-_cisko66_(1).jpg

Entre todas, la plaza del mercado será la más destacada, porque ejerce también de plaza cívica y es donde se suele ubicar la fuente o pozo. Esta plaza no se suele situar próxima a la Iglesia, donde encontraremos otra Plaza, denominada Parvis, que suele servir para la celebración de ritos religiosos.

Fuente: Dominio Público, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:ND_de_Paris_le_parvis_vers_1750.jpg

Referencias

Morris, A. E. J. (2018). Historia de la forma urbana: desde sus orígenes hasta la revolución industrial. Barcelona: Gili. 

4.2 La ciudad hispanomusulmana. Planos irregulares y crecimiento celular.

El código religioso islámico ponía gran énfasis en la vida privada y doméstica de los individuos y familias. La importancia concedida al hogar familiar en las ciudades islámicas tuvo varios efectos determinantes en sus formas físicas: en primer lugar, las casas no se agrupaban en base a un plan o a un mecanismo de control, sino que las ciudades crecieron de abajo a arriba, desde la casa individual de la familia, de la unidad étnica o de la secta. En segundo lugar, su reducida actividad social no planteó la necesidad de edificios públicos ni la necesidad de lugares públicos de reunión. Las ciudades islámicas carecían de organización formal y política, el control urbano se ejercía a través de un número relativamente pequeño de familias extensas o clanes que se autogobernaban (Morris, 2018).

Fuente: imagen propia

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Fuente: Dominio Público, https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Plano_de_Sevilla_(1827).jpg

Por ello, la forma urbana islámica es propia de un crecimiento orgánico de tipo no planeado, con procesos de crecimiento celular y aditivo. Es decir, las ciudades islámicas estaban compuestas por un conjunto de componentes reducido. El núcleo era la medina amurallada que contenía la principal Mezquita del Viernes, el mercado central y el complejo comercial. Este núcleo se encontraba rodeado por los barrios residenciales, y más lejos, se dispondrían los suburbios residenciales discontinuos con tramas laberínticas con calles retorcidas y con frecuencia sin salida. A veces la medina estaba situada en algún terreno contiguo elevado como en el caso de la Alhambra y componía lo que se denomina la Alcazaba.

Fuente: imagen propia

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Los asentamientos presentaban un crecimiento que absorbía poco a poco los suburbios, que presentaban tramas igualmente laberínticas, y que poseían su mezquita y mercado propios. La puerta principal de entrada a la medina a través de la muralla (el bab) adquirió relevancia no sólo como acceso a la ciudad amurallada, sino también como espacio de encuentro. Esta área se estructura en múltiples patios que permitían el tránsito de aquellos que entraban y salían de la ciudad.

Fuente: steven_yu, Licencia Pixabay, https://pixabay.com/es/photos/toledo-espa%C3%B1a-paisaje-de-viaje-r%C3%ADo-1811636/

Originariamente el palacio del gobernador estaba situado dentro de la medina o, si la topografía lo permitía, se ubicada sobre una prominencia contigua a partir de la cual tenía lugar una gradual transformación en ciudadela sólidamente fortificada (alcazaba). La intencionalidad de preservar la intimidad del hogar, dado el rol que jugaba la mujer en la cultura musulmana, hacía que las casas se construyesen en torno a patios interiores, en lo que podríamos denominar viviendas introvertidas. Esto también era debido en parte a la propia climatología, que llevaba a que las casas dispusieran de esos patios y de escasas ventanas al exterior para favorecer la ventilación de las viviendas y protegerlas del calor. También las calles eran estrechas, probablemente con esa misma intención.

Fuente: imagen propia

La ciudad surgía de la agrupación de esos conjuntos de viviendas, a muchas de las cuales se accedía a través de calles que no presentaban continuidad y terminaban en lo que se denomina “cul de sac”. Por ello, la ciudad adquiría una trama laberíntica. De este modo, la función de enlazar las callejuelas residenciales y dar acceso a los escasos centros públicos podía satisfacerse con un sistema relativamente limitado de calles principales transversales. De hecho, no se puede apreciar una jerarquía de calles en plano, ni espacios públicos diferenciados. Y ello es el resultado, precisamente, del hecho de que las ciudades iban a crecer a partir de la vivienda, que se iban a ir agrupando por clanes y llevaban a que el crecimiento de la ciudad fuese celular y orgánico.

Fuente: Dominio Público, https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Toledo_(1936).jpg?hcb=1

Aunque la ciudad no se encuentra socialmente diferenciada, debido a que la religión musulmana no veía con buenos ojos la ostentación de la riqueza y no se pueden encontrar grandes diferencias en las fachadas de los edificios, sí que encontramos una diferenciación funcional, con la aparición de una serie de espacios diferenciados dentro de la ciudad.

  • La Medina: el núcleo central de la ciudad que se encontraba amurallado de la ciudad. Contenía la principal Mezquita, el mercado central y el complejo comercial.
  • Bab: la puerta principal de la muralla, que funcionaba como lugar de encuentro. Se solía encontrar estructurado en diferentes patios.
  • Palacio del Gobernador: se podía encontrar dentro de la medina o a veces sobre una elevación del terreno a modo de ciudadela fortificada. En esto casos recibía el nombre de alcazaba (p. ej. la Alhambra).
  • Barrios residenciales: que se construían con entramados laberínticos y que presentaban un crecimiento celular a partir de la vivienda de tipo introvertido. Con frecuencia los componentes de un clan ocupaban casas contiguas creando subgrupos residenciales a los que se accedía a través de un calles o callejones sin salida (Cul de sac) que recibían el nombre de adarves.
  • Mezquita: edificio destinado al culto religioso y que disponían de uno o más patios porticados, constituyendo uno de los pocos espacios abiertos de la ciudad islámica.
  • Zoco: es el mercado, separado por completo de la actividad doméstica.
  • Hamanes: baños públicos y uno  de los pocos espacios de socialización.

Referencias

Chueca Goitia, Fernando (1977). Breve historia del urbanismo. Madrid: Alianza Editorial.

Morris, A. E. J. (2018). Historia de la forma urbana: desde sus orígenes hasta la revolución industrial. Barcelona: Gili. 

4.3 Lecturas recomendadas

Para el estudio de la ciudad medieval se recomiendan las siguientes dos lecturas en abierto.

De forma resumida, Fernando de Terán aborda en el capítulo 7 la ciudad medieval:

de Terán, Fernando (1982). El problema urbano. Madrid: Aula abierta Salvat. Recuperado de http://oa.upm.es/10952/1/problemaurbano.pdf

Lewis Mumford en su famoso libro La cultura de las ciudades aborda la ciudad medieval de forma bastante extensa:

Mumford, L. (1970 {1936}). The culture of cities (pp.19-72). Florida: Harcourt Brace Jonmol'ich. Recuperado de https://monoskop.org/images/5/5a/Mumford_Lewis_The_Culture_of_Cities.pdf