TEMA 9. EL DEBATE EN TORNO A LA CIUDAD FUNCIONAL: SU POSTERIOR DESARROLLO Y POSTURAS CRÍTICAS FRENTE A ELLA

Gunea: UPV/EHUko OpenCourseWare (OCW) proiektua
Ikastaroa: La evolución del planeamiento urbano, [2021/11] [cas]
Liburua: TEMA 9. EL DEBATE EN TORNO A LA CIUDAD FUNCIONAL: SU POSTERIOR DESARROLLO Y POSTURAS CRÍTICAS FRENTE A ELLA
Nork inprimatua: Gonbidatua
Data: ostirala, 2024(e)ko maiatzaren 17(e)an, 08:25(e)tan

Deskribapena

La ciudad postmoderna se presenta como crítica a las incongruencias del movimiento moderno y pretende hacer frente a ese modelo heredado de ciudad segregada en sus funciones y residencialmente. En este tema, se analizará la crisis urbana a la que se enfrentaron muchas de las ciudades occidentales en el último tercio del siglo XX que llevó a que muchas de ellas plantearan actuaciones de reforma urbana y a que poco a poco fuese cogiendo fuerza el paradigma de la ciudad sostenible. 

OBJETIVOS

  • Presentar las políticas de nuevas fundaciones de ciudades en el siglo XX.
  • Caracterizar a la ciudad actual.
  • Comprender las consecuencias que sobre la ciudad tuvieron las propuestas de la ciudad funcional y entender las críticas que surgieron a raíz de ello. 
  • Conocer las propuestas presentadas por el New Urbanism y reflexionar acerca de su contribución positiva o negativa a la sostenibilidad urbana.

9.1 Construcción de nuevas ciudades en el siglo XX

La política de nuevas ciudades en Inglaterra y Francia: New Towns y Villes Nouvelles

Debido a los problemas de congestión y carencia de viviendas que se produjeron a causa de la 2ª Guerra Mundial, el gobierno británico planteó la construcción de treinta y dos New Towns entre 1946 y 1970. Con ello, quería plantear una solución estratégica para controlar la dispersión de la ciudad sobre el territorio al tiempo que racionalizaba los procesos de crecimiento urbano y mejoraba la habitabilidad de los barrios obreros. En esta época, las ideas de la ciudad jardín tenía una gran influencia en el planeamiento urbano británico y ello se plasmó en el Greater London Plan de Patrick Abercrombie (1944), que planteaba a construcción de nuevas ciudades y de anillos verdes para descongestionar la ciudad de Londres y articular el territorio del Área Metropolitana. 

Fuente: The JR James Archive (CC BY-NC 2.0), https://www.flickr.com/photos/jrjamesarchive/9215753178/in/album-72157634489861757/

Posteriormente, a todas estas propuestas se les dio amparo legal con la aprobación de la New Town Act de 1946 en la que también se aplicó la creación de anillos verdes y ciudades satélites en torno a otras grandes ciudades del Reino Unido.

Se puede considerar la existencia de tres etapas en la construcción de estas ciudades (Blasco, 2016):

  • Las new towns de primera generación estructuraban el área residencial en base a unidades vecinales de 65 viv./Ha. y dimensiones de 10.000 habitantes.
  • Las new towns de segunda generación incrementaron sus densidades porque consideraron que no se generaba clima urbano.
  • Las new towns de tercera generación incrementan los tamaños poblacionales totales y otorgan mayor importancia a las infraestructuras del transporte.

Fuente: The JR James Archive (CC BY-NC 2.0), https://www.flickr.com/photos/jrjamesarchive/9247834214/in/album-72157634539353717/

En Francia, el modelo que se implantó recibe el nombre de Villes Nouvelles, y se diferencia del modelo inglés en que la entidad encargada de la gestión es una corporación administrativa mixta en la que junto con el Estado, participan otras entidades como el Ayuntamiento, las Cajas de Ahorro o cooperativas . Esta sociedad urbanizará los terrenos cuya edificación será luego promovida por agentes privados (Laorden Jiménez, 1977).

La política de nuevas ciudades en los países escandinavos


En los países escandinavos, podemos encontrar que la población se concentra en torno a las grandes capitales Estocolmo, Copenhague, Helsinki. Es por ello, que los planes urbanísticos de estos países tienen un enfoque bastante distinto al del resto de Europa. La política urbana que se dio a partir de la segunda mitad del siglo XX, se basó en los planes de crecimiento de Estocolmo, Copenhague y Helsinki. El esquema de estos planes es el denominado “mano de guante” (Moya, 1973), que consiste en conservar el centro de la ciudad existente, preservando su carácter de lugar central y elegir unos ejes direccionales que marquen el crecimiento de la urbanización. En estos casos, se dio prioridad al transporte público. En el caso de Estocolmo, se hizo a través del metro. En Copenhague, a través del tren de cercanías. Y en Helsinki, se articuló a través de una red de autobuses metropolitanos.

Fuente: imagen propia

En Estocolmo, el crecimiento será hacia el noroeste, uniendo la capital con el norte del país y hacia el sureste en dirección a las ciudades más importantes como, por ejemplo, Mälmo. En Copenhague, el crecimiento tiende hacia el oeste, con el objetivo último de preservar los territorios del norte. En Helsinki, el plan oficial propone la expansión de la ciudad de forma parecida a Estocolmo, pero será una entidad privada, “la Fundación para la Vivienda”, quien proponga establecer nuevas ciudades distribuidas a lo largo de la línea de costa. Por tanto, las nuevas ciudades escandinavas no se constituyen como asentamientos urbanos de nueva planta autosuficientes, sino que su proximidad al centro de las capitales (10-15 kilómetros) y su conexión mediante transporte público de forma rápida, así como la insuficiencia de servicios administrativos y equipamientos, les genera una dependencia respecto al núcleo central.

La población prevista se establecía en torno a 30.000 o 40.000 habitantes. El plano adoptaba generalmente formas radioconcéntricas, siendo el centro del núcleo la estación de transporte público. La vivienda colectiva se situaría en el interior y en la periferia, la vivienda unifamiliar. Estas entidades urbanas se agruparían formando entidades urbanas superiores en torno a unos 250.000 habitantes con centros regional ubicado en la nueva ciudad central.

Tanto el plan de expansión de Estocolmo del año 1952, como el plan de Copenhague de 1947 preveían que las nuevas ciudades no debían sobrepasar los 20.000 habitantes. Posteriormente, los planes regionales de 1958 y 1966 en Estocolmo y el esquema director de 1981 en Copenhague irían ampliando la población estimada.

Las nuevas ciudades se basaban en el principio de unidad vecinal, que situaba como tamaño poblacional básico la cantidad de 5.000 habitantes. Esta sería el umbral de población que permitía dotar al área de una pequeña área comercial, de escuela, y de guardería. La zonificación se realizaba de forma estricta, separando la zona industrial de la zona residencial mediante carreteras, vía de ferrocarril o grandes superficies verdes. Las viviendas, a excepción de en Tapiola, que se caracteriza por una mayor riqueza de tipología edificatoria, son bastante uniformes, creando junto a la zonificación estricta antes citada, una fuerte sensación de monotonía.

La política de nuevas ciudades en Israel


En Israel, la creación de nuevas ciudades coincide con el proceso de colonización judía tras la constitución del estado de Israel en el año 1948. El plan de 1951 propone el incremento de la población en las ciudades medias y pequeñas con el objetivo de reorganizar la jerarquía urbana existente. Se plantea una descongestión en base a la creación de diferentes niveles de asentamientos: villa, kibutz o moshav, centro rural, centro urbano-rural, ciudad media y gran ciudad. Para constituir el nuevo sistema urbano se apoyan en los núcleos ya existentes, pero también fue necesario crear nuevos asentamientos que complementasen a los anteriores.

La mayoría de las primeras nuevas ciudades que se construyeron lo hicieron en base a las ideas de ciudad jardín, conformándose como unidades residenciales con un pequeño centro comercial y que se encontraban separadas del resto mediante cinturones verdes. En el interior de las ciudades también se suele encontrar un centro sin uso residencial delimitado por un anillo verde interior. Sin embargo, pronto este modelo se presentó como inadecuado para un país prácticamente despoblado y con escasos recursos hídricos que no permitía mantener las amplias zonas verdes planteadas. Por ello, a mitad de los años cincuenta, se plantea corregir estos problemas incrementando las densidades residenciales. Beer-Sheva es uno de los primeros ejemplos de nuevas ciudades israelíes. Su primer plan es del año 1950 y consiste en el diseño de seis unidades vecinales con amplias zonas verdes. Se asentaba sobre un núcleo de población ya existente, que constituyó el centro de la ciudad y se basaba en el modelo de ciudad jardín.

Referencias

Blasco, J. A. (2016). Las “new towns” británicas (1946-1970) [post]. Urban Network. Recuperado de http://urban-networks.blogspot.com/2016/01/las-new-towns-britanicas-1946-1970.html

Laorden Jimenez, L. (1977). New Towns, en Inglaterra; Villes Nouvelles, en Francia, y Ciudades Nuevas, en España. Revista de Obras Públicas, 124(3149), 707-712. Recuperado de http://ropdigital.ciccp.es/pdf/publico/1977/1977_septiembre_3149_03.pdf

Moya Blanco, L. (1973). Política de nuevas ciudades en Escandinavia, Polonia e Israel. Ciudad y Territorio, 4(73), 63-68. Recuperado de http://oa.upm.es/11196/

9.2 La ciudad postmoderna

La ciudad del último tercio del siglo XX es una ciudad difusa y que presenta cada vez una mayor complejidad en su gestión. El funcionalismo y el movimiento moderno han sido los causantes de muchos de sus males: segregación funcional, segregación social, insostenibildiad del crecimiento urbano, deterioro de las áreas históricas, etc. Los grandes proyectos y la ciudad ideal y ordenada que planteaba el racionalismo se vuelven ineficaces a la hora de dar solución a muchos de esos problemas. Por ello, a partir de los años 70, comenzó a hablarse de una etapa postmoderna en la arquitectura y en la planificación urbana. Precisamente, a menudo, se identifica como la respuesta dada a la crisis del movimiento moderno.

Fuente: Axel Drainville (CC BY-NC 2.0), https://bit.ly/2R8LQkm

En este nuevo enfoque se apuesta más por proyectos a pequeña escala que por los grandes proyectos de las ciudades funcionales. Movimientos que se ubicarían dentro de la geografía de la percepción o de la geografía radical empiezan a adquirir notoriedad. Surgen conceptos como el Townscape (donde cobra importancia el sentido del lugar -sense of place-), para plantear soluciones que se implanten a pie de calle y oponerse a esa forma de diseñar ciudades propia del Cityscape. Se propone realizar el diseño urbano desde abajo, aproximándose a los problemas urbanos desde perspectivas diversas y no exclusivamente desde el enfoque del arquitecto o ingeniero. Es decir, se busca una visión poliédrica de la realidad en el que poco a poco el urbanismo participativo y el concepto de ciudad vivida va a ir adquiriendo importancia.

La sociedad también se transforma, se vuelve más individualista, más hedonista y más consumista. Sin embargo, la realidad urbana postmoderna se aleja de los ideales utópicos de los siglos XIX y XX. En cierto modo, se presenta como una crítica a una ciudad dual, en la que la sociedad se encuentra cada vez más polarizada. Esa polarización se ve reflejada en el espacio urbano a través de barrios segregados, donde la población rica se enclaustra en urbanizaciones de lujo o gated communities y las minorías y la población más marginal viven en barrios vulnerables y degradados. El espacio se privatiza y peligran los espacios para la colectivización.

Fuente: imagen propia, mapa base del Gobierno Vasco, Geoeuskadi (CC by 3.0), https://www.geo.euskadi.eus/s69-bisorea/es/x72aGeoeuskadiWAR/index.jsp

Los teóricos marxistas hablan de un modelo de ciudad que responde al modo de producción llamado capitalismo flexible:

  • Flexibilidad de la acumulación financiera, a escala global, que puede llevar a crisis mundiales como la de las hipotecas subprime.
  • Flexibilidad a los mercados de trabajo, con el traslado de los procesos productivos a los países que disponen de una mano de obra más barata.
  • Flexibilidad en la producción, que se realiza a escala global. Las multinacionales se implantan en todos los países, el consumo también se globaliza a través de la venta por internet, etc.

En este contexto, el urbanismo postmoderno surge como una reacción al urbanismo moderno. Frente a la ruptura con el pasado que proponía la ciudad funcional, se incide en la importancia de la conservación del patrimonio y la historia urbana, y se apuesta por recuperar el historicismo y la inspiración en la arquitectura del pasado para el diseño de la ciudad. Se apuesta por incidir en los aspectos culturales y locales que dan identidad a la ciudad y huir del estilo internacional del funcionalismo. En este sentido, el posmodernismo resalta el contexto local, la importancia del lugar, el diseño vernáculo, el regionalismo, la identidad urbana, la legibilidad urbana, el populismo, el genius loci (Lois et al., 2012). La ciudad se entiende como un collage en el que se defiende la diversidad tanto en su composición social como en su distribución funcional abogando por una mezcla de usos. También se hace un alegato a favor del urbanismo participativo, intentando incorporar a la población en el diseño de la ciudad para adaptar la ciudad a las personas y no a la inversa. Mientras que en el urbanismo y arquitectura funcionalista se abogaba por formas simples, concediendo prioridad a la función antes que a la estética, el postmodernismo ensalza los detalles, la importancia de la estética enfrentándose al lema funcional del lema “less is more” con el “less is bore”.

La ciudad contemporánea en España

En España, la industrialización llegó con un retraso importante respecto a otros países europeos. Ello hizo que el fenómeno urbano no adquiriese las mismas dimensiones que en otros países de su entorno y que, en cierto modo, el modelo de ciudad mediterránea compacta se mantuviese. Junto a ello, la primera etapa autárquica del Franquismo no fue muy proclive a las ideas de la ciudad funcionalista y la impronta que el modernismo tuvo en otros lugares de Europa no se produjo en España. Sin embargo, en los años sesenta con el desarrollismo español, muchas ciudades españolas empiezan a ganar población y se produce un éxodo rural que vacío muchas rurales y empezó a colapsar los mercados de viviendas urbanos. Frente a esto, en numerosas ocasiones se planteaban soluciones habitacionales para combatir el chabolismo que empezaron a incorporar los principios racionalistas. Todo esto contribuyó a difuminar el modelo de ciudad compacta y a promover movimientos especulativos que vieron en el mercado de la vivienda una inversión rentable. 

Desde los años 80, ha habido un crecimiento urbano en extensión urbanizada, pero no proporcionado con el crecimiento real de la población. Como resultado, se ha producido un incremento del suelo urbanizado per cápita. La ciudad postindustrial no ha dejado de ser una ciudad en la que la se sigue asentando la industria, pero los procesos industriales, se encuentran más camuflados. Hay una proletarización mucho menos visible que la que se daba durante el franquismo y la ciudad se va transformando hacia una ciudad de servicios.

Fuente: imagen propia

Al igual que ocurrió en muchos otros países europeos, pero con mayor incidencia en España debido al boom inmobiliario y a desarrollismo previo a la crisis de 2007, se ha producido un incesante consumo y urbanización del territorio. Consecuencia de ello, se pueden apreciar tres manifestaciones significativas (López de Lucio, 2006):

  • una descontrolada urbanización resultado de la conversión de la vivienda en un bien especulativo.
  • una pérdida de espacios urbanos significativos, engullidos por lo que podríamos denominar como "enclaves basura" y sus hipertrofiadas infraestructuras de movilidad.
  • una proliferación de edificios de arquitectura de prestigio que funcionan a modo de reclamo publicitario y ocultan los tejidos urbanos sin valor añadido.

Como resultado de estos procesos, lo urbano se dispersa por el territorio y se incrementa de forma desproporcionada la tasa de artificialización del mismo, fragmentándolo. La ciudad se homogeniza, pero al mismo tiempo se segrega en sus funciones y en sus grupos de población. Se tiende hacia una ciudad más desigual que no es ajena tampoco a procesos de gentrificación de barrios populares (Lavapiés o Chueca en Madrid, Casc Antic o Poble Nou en Barcelona, El Cabanyal en Valencia, etc.) que han sido objeto de diferentes actuaciones de rehabilitación o renovación, con frecuencia impulsadas por las administraciones públicas. Por tanto, la ciudad contemporánea española padece el efecto contradictorio provocado por fuerzas centrífugas que promueven la difusión de la ciudad y fuerzas centrípetas que persiguen la recuperación de espacios interiores, a menudo, en operaciones que persiguen un marketing urbano para revitalizar áreas degradadas o en desuso de la ciudad interior. Ejemplos significativos podrían ser la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia o el área de Abandoibarra en Bilbao.

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En Abandoibarra, la apertura del Museo Guggenheim fue uno de los detonantes que contribuyó a la gran transformación de esta zona de una ciudad. De este modo, una ciudad de marcado carácter industrial se está transformando en una ciudad de servicios avanzados, ejemplificando esa terciarización que están acometiendo muchas ciudades españolas. 

Bilbao

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Referencias

Lois González, R. C., González Pérez, J. M. y Escudero Gómez, L. A. (2012). Los espacios urbanos. El estudio geográfico de la ciudad y la urbanización. Madrid: Biblioteca Nueva.

López de Lucio, R. (2006). Tsunami urbanizador, ciudad basura y arquitecturas de prestigio. Tres síntomas de la crisis urbana a comienzos del siglo XXI. Arquitectura,  346, 86-89. Recuperado de http://oa.upm.es/45892/1/Lucio_Arq346.pdf

9.2 Las reformas urbanas. El modelo Bolonia.

En la década de 1960, empezaron a surgir importantes movimientos críticos con el movimiento moderno, que había provocado una ciudad dispersa y segregada que, además, dejaba de lado su patrimonio arquitectónico y promovía barrios periféricos monofuncionales. Como comprobamos cuando analizamos la Carta de Atenas (CIAM, 1943), aunque en el documento se recogía la importancia de conservar el patrimonio histórico, se establecían al mismo tiempo una serie de condicionantes que mostraban que realmente, los urbanistas del movimiento moderno abogaban, en base a pretextos higienistas y de salubridad pública, precisamente, por lo contrario. Por todo ello, como crítica a la ciudad funcional, que apostaba por la zonificación, la abolición de la calle tradicional y la ruptura con la ciudad antigua, proponiendo una ciudad moderna donde se prime la funcionalidad por encima de la estética, a partir de mediados del siglo XX, empiezan a surgir los primeros movimientos que proponen el retorno a la ciudad.

Como se ha comentado, los urbanistas funcionalistas se mostraron contrarios a recuperar los centros históricos. Defendieron esta postura argumentando que estas áreas no podían dar respuesta a las necesidades de la sociedad moderna. Sin embargo, cuando se produjo la crisis del movimiento moderno, se volvió a poner el foco de actuación en la recuperación de los centros urbanos. se produjo casi de forma simultánea al redescubrimiento de los valores de la ciudad tradicional. Simultáneamente, en la esfera política internacional, se empezaban a mostrar reticencias frente al desarrollismo continuo y empezaron a surgir las primeras voces a favor de poner límites al crecimiento. Se extendía la idea de que era preciso controlar el crecimiento de las ciudades y evitar la dispersión, que se había promovido con la construcción de Nuevas ciudades en las décadas anteriores. Se debían, por tanto, recuperar los cascos históricos de las ciudades, que en la mayoría de las ciudades estaban perdiendo población y estaban siendo objeto de un deterioro físico.

Además, en los Foros de conservación del Patrimonio Histórico que se estaban celebrando a nivel internacional, se empezaron a realizar una serie de acuerdos que influirían en el modo de actuar sobre los Centros Históricos y que instaban sobre la necesidad de recuperar la ciudad heredada. Un hito importante fue la aprobación de la Carta de Venecia en el II Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos celebrado en 1964, ya que introdujo la necesidad de conservación no sólo de los edificios con alto valor patrimonial, sino también del paisaje urbano. A este acuerdo, le seguiría la Declaración de Ámsterdam aprobada por el Consejo de Europa en 1975 (Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico) que instó a los gobiernos a preservar también el tejido social en las actuaciones de rehabilitación de los centros históricos, evitando que se produjesen procesos de gentrificación. Se empieza a hablar de reutilización en lugar de renovación

A todo esto, hay que añadir el contexto histórico y económico en el que surgen estas propuestas, estamos hablando de una sucesión de periodos de crisis que se inició con la crisis del petróleo de 1973 y que hizo replantearse el modelo de urbanización difusa y dependiente del automóvil que se había ido imponiendo. Junto a esto, en el ámbito académico, destacó el papel jugado por un grupo de arquitectos e intelectuales italianos, liderados por Aldo Rosi, que formaron La Tendenza. La Tendenza, de corte marxista, reflexionaron y debatieron sobre un nuevo modelo de ciudad en el que se revalorizaba el aspecto social como elemento central de cualquier modo de planificación. No obstante, consideran que la ciudad es el resultado del poso de la historia a lo largo de su evolución, y que es su deber preservar dicha memoria. Surgió como reacción al modernismo que se había instaurado en la Italia de posguerra, al que criticaba su falta de realismo. En cambio, proponía un urbanismo político y crítico con altas dosis de pragmatismo.

Todos estos antecedentes y factores históricos son los que llevan a la promulgación del Plan para el Centro Histórico de Bolonia. En las décadas anteriores, el Casco histórico de la ciudad había ido sufriendo un paulatino abandono, degradándose y reduciendo su población en más de un tercio en el periodo 1951-1971. Bolonia representó un ejemplo donde la rehabilitación urbana se llevó a cabo preocupándose de que no se produjesen procesos de gentrificación. Además, no se habían acometidos reformas y tras la II Guerra Mundial, cuando esta área también resultó seriamente afectada por los bombardeos y muchos de sus edificios todavía se encontraban en ruinas.

Esto era consecuencia del proceso de suburbanización que estaba produciéndose en la ciudad y que llevaba a movimientos de la población hacia la periferia. Contaba además con un gobierno estable comunista, pues había gobernado desde la II Guerra Mundial. Esta estabilidad política y el corte de izquierdas del gobierno también contribuyó a que se pudiesen acometer y realizar muchas de las actuaciones que se plantearon. Pierre Luigi Cervellati, en calidad de concejal de transporte, construcción y planificación urbana de Bolonia, redactó un Plan para el Centro histórico que vino a sustituir a las actuaciones contempladas en el Plan urbanístico de la ciudad. El viejo plan ya planteaba renovar el área histórica, pero a base de demolición de los antiguos edificios y su sustitución por nuevo tejido urbano. También pretendía ampliar el viario para favorecer la movilidad vehicular, con lo que la trama medieval se vería dañada.

En cambio, el plan diseño por Cervellati apostaba por la conservación frente a la renovación, y además introducía un ambicioso conjunto de medidas sociales para la revitalización económica del barrio. Todo esto fue lo que llevó a que se convirtiese en el espejo en el que se miraron muchas otras actuaciones de rehabilitación urbana que empezaron a producirse en la década de los setenta y ochenta por toda Europa. Años después, en 1973, se aprobó el Plan Operativo para el Restablecimiento y la Restauración de la Edificación Económica y Popular, que intervenía sobre un amplio espacio interior de la ciudad y que actuaba prioritariamente sobre la promoción de vivienda protegida. Sin embargo, no descuidaba otros aspectos como la dotación de equipamientos e infraestructuras o la introducción de medidas sociales para la conservación de los residentes. En primer lugar, se partió de un diagnóstico que permitió identificar los edificios que iban a ser objeto de rehabilitación en base a una metodología de análisis morfológico y funcional. Esto permitió establecer diferentes tipos arquitectónicos a conservar. Destacó el alto grado de implicación de la administración local que fue quien promovió todo el proceso e introdujo medidas para evitar la especulación del mercado inmobiliario. En todo momento, la apuesta se hizo a favor de la conservación tanto del tejido físico como del social.

Fuente: imagen propia

El Plan persiguió recuperar el casco histórico originario, incluso con la propuesta de derribo de edificaciones contemporáneas discordantes con el paisaje originario. El problema se planteaba porque las viviendas tradicionales no estaban adaptadas a los estándares de calidad de la época, debido a sus dimensiones y falta de equipamientos básicos. Por eso, se trabajó con las diferentes tipologías edificatorias, para proponer soluciones de habitabilidad que mejorasen dichos estándares. La calificación del área fue de uso residencial con un alto porcentaje de suelo destinado a equipamientos, servicios colectivos y zonas verdes. De hecho, el barrio acogió algunos de los principales equipamientos comunitarios de la ciudad con la intención de poder atraer a población hacia el área central.

También se regularon las actividades económicas que podía acoger el área, intentando evitar las grandes superficies comerciales y abogando por tiendas de barrio. Preferiblemente se ubicaron funciones relacionadas con actividades culturales, comerciales, turísticas o universitarias. A nivel operativo, se dividió el área en unidades de actuación en base a criterios morfológicos, sociales y funcionales y se seleccionaron cinco de estas áreas a modo de proyectos piloto. Otro aspecto destacable es la implicación de la ciudadanía y la promoción de la participación ciudadana a través de los Consejos de barrio con el objetivo de fomentar una democracia más participativa. Este es un aspecto que hoy en día se sobreentiende en cualquier proceso de planificación urbana, pero que fue bastante novedoso para la época.

Fuente: imagen propia

En definitiva, el Plan de Bolonia obtuvo un gran reconocimiento y consiguió, por primera vez, que se priorizase la conservación sobre cualquier otra medida de renovación urbana. Esto hizo que se convirtiera durante las décadas de 1970 y 1980, en una referencia para las intervenciones en la ciudad antigua. El patrimonio cultural e histórico empezaba a ser considerado en los instrumentos de planificación urbana, y los Centros Históricos se abordaban como un conjunto unitario que había que preservar en frecuentes ocasiones a través de Planes Especiales de Reforma Interior. En España, las primeras actuaciones de rehabilitación de Centros Históricos se empezaron a dar con la Transición política y la aprobación de los primeros Planes Especiales de Reforma Interior.

Referencias

Urban Network (2014). Cuando el Plan de Bolonia era una referencia urbanística (y de izquierdas) para la intervención en los centros históricos de las ciudades (2. El Plan). Recuperado de http://urban-networks.blogspot.com/2014/08/cuando-el-plan-de-bolonia-era-una.html

9.3 El New Urbanism

El nuevo urbanismo es un movimiento de diseño urbano que promueve la creación de hábitats ambientalmente amigables a través de la articulación de vecindarios en los que se favorezcan los recorridos peatonales y que contengan una amplia diversidad de actividades económicas y tipologías edificatorias. Sus promotores iniciales fueron Andrés Duany y Elizabeth Plater-Zyberk, que diseñaron la ciudad de Seaside (Florida), intentando plasmar los ideales de este nuevo enfoque de la planificación urbana.

Este movimiento surge en los Estados Unidos a principios de la década de los años 80 y va adquiriendo cada vez una mayor influencia en las estrategias municipales relacionadas con el planeamiento urbano y las políticas de uso del suelo. El nuevo urbanismo se encuentra fuertemente influenciado por las prácticas de diseño urbano anteriores a la II Guerra Mundial, que pretendían fomentar actuaciones en las que se fortaleciese el sentido de comunidad. Su base teórica se ha ido construyendo en los Congresos para el New Urbanism que se iniciaron en el año 1993.

Los principios del nuevo urbanismo pueden ser aplicados a distintas escalas, tanto a nivel de edificio como a nivel de una comunidad entera. Los rasgos fundamentales  por los que apuesta son los siguientes:

  • Peatonalización: la mayoría de los servicios deben estar localizados a una distancia máxima de diez minutos andando. Se deben diseñar las calles de forma amigable hacia el peatón (con edificios próximos a la calle, calles arboladas, aparcamientos en superficie, calles estrechas con calmado de tráfico). En algunos casos, calles exclusivamente peatonales, libres de coches.
  • Conectividad: las calles se deben interconectar mediante una red de recorridos que favorezca el paseo. Se establecerá una jerarquía de vías: calles estrechas, bulevares, y avenidas. La red de espacios públicos y peatonales tienen que estar diseñadas para que pasear por ellas sea agradable.
  • Mezcla de usos y diversidad: es importante la diversidad de usos, y ello se consigue mediante la mezcla de tiendas, oficinas, apartamentos y casas. Se deben promover no sólo diferentes usos dentro de los barrios, sino también dentro de los propios edificios.
  • Mezcla de tipologías edificatorias: la variedad en la oferta de vivienda, con diversas tipologías, tamaños y precios, permite que la población sea heterogénea y no se produzcan segregación residencial.
  • Arquitectura de calidad y diseño urbano: se hace especial hincapié en el cuidado de la  estética, en el confort humano y en la creación de un sentido del lugar. Para la construcción de una identidad urbana y el fortalecimiento del sentido del lugar, será vital contemplar la adecuada ubicación de los usos colectivos dentro de la comunidad. La arquitectura tiene  que estar pensada a escala humana y se ha de cuidar el paisaje.
  • Recuperar la estructura vecinal tradicional: se debe realizar una diferenciación en las densidades de uso entre las diferentes áreas, reduciendo la densidad a medida que nos alejemos de los centros de las ciudades. Una herramienta que proponen para ello es el Transecto, que consiste en un sistema analítico que conceptualiza elementos urbanos que se apoyan mutuamente, creando una serie de hábitats diferenciados que van desde áreas naturales hasta asentamientos con estilo de vida urbano. Al jugar con las densidades, la frontera tradicionalmente establecida entre el ámbito natural y rural desaparece, permitiendo una introducción paulatina de la naturaleza en los hábitats humanos. Esta técnica establece una jerarquía de edificaciones y tipos de calles, apropiados según el tipo de área en que nos encontramos.
  • Incrementar la densidad: gracias al incremento de las densidades, tanto de usos residenciales como de usos comerciales, se alcanza una mayor proximidad entre las viviendas y los comercios y servicios. Con ello, se favorece un uso más eficiente de los recursos y se crea un espacio público más vivido.

La ciudad de Seaside (Florida) se puede considerar como un experimento urbanístico donde se han implementado los principios del New Urbanism.

Fuente: JR P (CC BY-NC 2.0), https://www.flickr.com/photos/ugardener/7008243839/in/photostream/

Uno de los instrumentos que utilizan como modelo de planificación es el transecto, que consiste en definir una serie de zonas que van desde el núcleo central de la ciudad hacia las zonas más rurales, clasificándolas en seis transectos diferenciados en función de sus densidades. En cada una de estas zonas se aplicarán unos criterios específicos en cuanto al diseño urbano afectando a elementos tan variados como el mobiliario urbano, el diseño de los cruces, el arbolado, etc. El Center for Applied Transect Studies (CATS) dispone de un Código (SmartCode) donde se recogen estos criterios.

Fuente: Stowe Boyd (CC BY-NC 2.0), https://bit.ly/3sWb0zU

Referencias 

Fulton, W. (1996). The new urbanism. Cambridge, Lincoln Institute of Land Policy. Recuperado de https://www.lincolninst.edu/sites/default/files/pubfiles/the-new-urbanism-full.pdf

9.4 Lecturas recomendadas

Tenéis bastante información sobre las New Towns británicas en el siguiente post:

Blasco, J. A. (2016). Las “new towns” británicas (1946-1970) [post]. En Urban Network. Recuperado de http://urban-networks.blogspot.com/2016/01/las-new-towns-britanicas-1946-1970.html

 

Un artículo interesante en el que se comparan las nuevas ciudades en Inglaterra, Francia y España es el siguiente:

Laorden Jimenez, L. (1977). New Towns, en Inglaterra; Villes Nouvelles, en Francia, y Ciudades Nuevas, en España. Revista de Obras Públicas, 124(3149), 707-712. Recuperado de http://ropdigital.ciccp.es/pdf/publico/1977/1977_septiembre_3149_03.pdf

 

Resulta interesante también conocer las nuevas ciudades que surgieron en otros países:

Moya Blanco, L. (1973). Política de nuevas ciudades en Escandinavia, Polonia e Israel. Ciudad y Territorio, 4(73), 63-68. Recuperado de http://oa.upm.es/11196/

 

Un artículo que resume las características de la ciudad posmoderna sería el siguiente:

Bladimir, G. Michel (2005). La historia de la ciudad... es la de sus espacios públicos. Arquitectura y Urbanismo, 26(1), 7-15. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/3768/376839847002.pdf

 

Para un estudio con mayor profundidad se recomienda:

López de Lucio, R. (1993). Ciudad y urbanismo a finales del siglo XX. Valencia: Universitat de Valencia. Recuperado de http://oa.upm.es/13414/

 

En el siguiente post de Urban Network se recoge bastante exhaustivamente las propuestas de la Reforma de Bolonia:

Urban Network (2014). Cuando el Plan de Bolonia era una referencia urbanística (y de izquierdas) para la intervención en los centros históricos de las ciudades (2. El Plan). Recuperado de http://urban-networks.blogspot.com/2014/08/cuando-el-plan-de-bolonia-era-una.html

 

Respecto al movimiento New Urbanism, se puede consultar:

La página web donde se recogen los principios del New Urbanism: http://www.newurbanism.org/newurbanism/principles.html

La página web donde explican la metodología del transecto: https://transect.org/transect.html

En la versión inglesa de Wikipedia se recoge una entrada bastante amplia sobre el New Urbanism: https://en.wikipedia.org/wiki/New_Urbanism

En la versión inglesa de Wikipedia se recoge un listado de ciudades en las que se ha introducido el New Urbanism: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_examples_of_New_Urbanism