TEMA 5. LA CIUDAD RENACENTISTA Y BARROCA
5.2 El urbanismo barroco. Orden y geometría
El Barroco, en contraposición con el Renacimiento, representó una época de gran actividad urbanística. En numerosas ciudades, el derribo de las murallas medievales obsoletas permitía incorporar terrenos a la ciudad que ofrecían la posibilidad de construir bulevares interiores o paseos. Se incorporan al diseño de la ciudad nuevos trazados en los que se refleja una preocupación por la simetría y la búsqueda de composiciones equilibradas. Con este objetivo, la utilización de las calles rectilíneas irrumpen con fuerza en el plano y sirven de instrumentos que marcan el crecimiento de las ciudades. Existe una preocupación por la introducción de la perspectiva en el tratamiento de los paisajes urbanos. Los edificios monumentales se emplazan en localizaciones específicas que permiten lograr un tratamiento estilístico unificado del espacio.
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Tres van a ser los instrumentos principales de los que se sirven (Morris, 2018):
- La calle rectilínea: que solía servía para dar acceso a las edificaciones y cuya función principal era la de facilitar la movilidad en el interior de la ciudad. En ocasiones, esta calle finalizaba en un elemento focal como podía ser una plaza, un edificio singular o incluso una estatua o monumento.
- El plano en damero: que sirvió tanto para nuevos barrios residenciales contiguos a la ciudad como para el trazado de un reducido número de nuevas ciudades.
- Las plazas: que podían tener distinta funcionalidad (Espacios destinados al tráfico, espacios residenciales o espacios peatonales).
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Existía, por tanto, una preocupación por la simetría y se buscaba conseguir una composición equilibrada respecto a uno o más ejes. Por ejemplo, la calle principal rectilínea solía servir de acceso a las edificaciones y frecuentemente mantuvo conexiones directas con las vías regionales de comunicación, pero su objetivo principal fue facilitar la movilidad entre las partes de la ciudad. También se introdujo el concepto de la calle concebida como un todo arquitectónico, enfatizando los efectos de la perspectiva mediante la colocación de elementos de terminación tanto arquitectónicos como escultóricos.
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Asimismo, la retícula se empleó con tres usos principales:
- Como base para los barrios residenciales agregados a áreas urbanas existentes
- Como trazado completo de un número limitado de nuevas ciudades
- Como combinación con una red de calles primarias como base del trazado de otras nuevas áreas urbanas
Las perspectivas infinitas y la gran escala del Barroco se lograron y fueron posibles tan sólo como resultado de los inmensos y centralizados poderes autocráticos que iban a recaer en los dirigentes de ciertos estados europeos. La ciudad se convierte en una escenografía que trata de generar efectos visuales. Se concede importancia a la estética y, sobre todo, esto se hace evidente en el diseño de los jardines, que se convierten en un elemento característico del barroco. Los palacios o residenciales reales de las monarquías europeas son un buen ejemplo de ello. En estos conjuntos residenciales, juegan con las simetrías y las proporciones para crear unos paisajes geométricos muy impactantes.
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Referencias
Cano Forrat, J. (2003). Introducción a la historia del Urbanismo. Valencia: Universidad Politécnica de Valencia.