TEMA 3. EL GERMEN DEL URBANISMO EUROPEO. LAS CIUDADES DE LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA

3.2 Las ciudades del Imperio Romano. Las infraestructuras y equipamientos como vertebradores de un Imperio.

El Imperio romano fue un eficaz creador de urbanización, al necesitar centros en los que ir apoyando su dominio militar y su red política y administrativa. La fundación de ciudades y campamentos estables se extendió por Europa y Norte de África, dando lugar a la forma básica del mapa urbano occidental hasta bien entrada la Edad Media. Pero en el desarrollo del Imperio Romano, también jugó una gran importancia el comercio, tanto marítimo como por tierra. Las calzadas romanas no sólo se construyeron para favorecer el rápido desplazamiento de las tropas, sino también para favorecer el comercio. Hoy podemos ver que muchas de las ciudades españolas y europeas con orígenes romanos surgieron por donde discurrían las calzadas. Cabe destacar que los romanos estructuraron su imperio en base a la construcción de ciudades y en la conexión de todo el territorio a través de calzadas.

Fuente: Andrei nacu, Dominio Público, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Roman_Empire_125.svg

Fuente: Dominio Público, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Iberian_Peninsula_in_125-en.svg

A lo largo de ocho siglos de historia, las ciudades fundadas por los romanos se inspiraron en unos rígidos principios de organización espacial, seguidos también por los campamentos militares romanos. Herederos del urbanismo etrusco, orientaban el plano de las nuevas ciudades conforme a las direcciones cardinales. Una de las características más distintivas de la planificación urbana romana era su cuadrícula ordenada. El uso de la cuadrícula se explica por la intención de imponer una uniformidad en el paisaje y ordenarlo, permitiendo la fácil distribución de la tierra. Perfeccionaron y extendieron este patrón, aplicándolo en la fundación de un gran número de ciudades por todo su amplio Imperio.

Muchas de ellas fueron inicialmente campamentos militares (castrum), que iban adquiriendo con el tiempo otro tipo de funciones y atraían a población no militar (Turín, Viena, Colonia, León, Estrasburgo, etc.). Una vez construido el castrum se dividía en cuatro sectores cruzados por dos calles axiales, el decumanus y el cardo. En la confluencia de estas dos calles principales se levantaban las principales, tiendas militares y, más tarde, se instalaba al Norte de la encrucijada lo que se denominaba foro. A medida que el asentamiento prosperaba, se colmaban los espacios comprendidos entre el perímetro y el centro, repitiendo así la idea de los ejes y los centros en miniatura. Con estas reglas, los romanos se proponían crear ciudades a imagen y semejanza de Roma, así, donde quiera que el romano se encontrara, viviría coma en Roma (Sennett, 2004).

Otras veces surgían como nuevas fundaciones con objeto de servir de apoyo político, económico o administrativo en la conquista y adhesión de nuevos territorios al Imperio (Piacenza, Londres, París, Barcelona). En todas estas ciudades, se encuentra el mismo esquema básico, rígidamente ortogonal y, en muchas de ellas aparece el foro a modo de plaza que reunía las funciones de centro cívico, comercial y religioso.

Fuente: imagen propia, mapa base extraído de Geoeuskadi, https://www.geo.euskadi.eus/s69-bisorea/es/x72aGeoeuskadiWAR/index.jsp

Un ejemplo de nueva fundación es la ciudad de Timgad, en la actual Algeria, ciudad mandada construir por el emperador Trajano en torno al año 100 d. C., cuyas ruinas todavía son visibles hoy. En la ortofoto, se puede observar claramente la planta romana cuadrada, con la presencia de dos calles de mayor amplitud: el cardo, que se orienta de norte a sur, y el decumano, con la dirección este-oeste. En el lugar donde estas calles se intersecta, se solía ubicar el foro. El resto de la ciudad está dispuesta en parcelas muy regulares, aunque pueden existir algunos monumentos o espacios (teatro, anfiteatros, termas, etc.) que desfiguren dicha regularidad.

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En cambio, Roma, que creció a lo largo de siglos, sin planificación previa. Este crecimiento orgánico se refleja claramente en su plano, un plano desordenado, a veces caótico. Se estima que en el siglo II a. C, Roma pudo alcanzar el millón y medio de habitantes, encontrándose densamente poblada y fuertemente congestionada. Disponía de numerosos edificios públicos, tanto destinados al ocio, como a la administración; y de espacios religiosos (basílicas, templos, etc.). También disponía de diferentes espacios comerciales (tiendas, tabernae, macellum, thermopolium, etc. Por ejemplo, los famosos Mercados de Trajano de Roma, que forman parte del gran foro del emperador Trajano en Roma, contaban con más de 150 tiendas.

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El desorden de Roma contrasta con lo que ocurrió en los territorios conquistados, porque las nuevas fundaciones se estructuraban, como ya hemos comentado, de forma muy metódica, basándose en una planificación militar. Los romanos no hubieran podido ampliar su Imperio, si no hubiesen dispuesto de un ejército tan potente como el que tuvieron. Sus legiones construían campamentos militares conforme a un plano geométrico basado en una retícula. Y este sistematismo les permitió la rápida parcelación y construcción de ciudades en las que se basó la colonización del Imperio.

La ciudad de Pompeya supone una excelente oportunidad para estudiar el urbanismo romano, debido a su devastación tras la erupción del Vesubio el 24 de agosto de 79 a. C. que enterró la ciudad bajo capas de ceniza volcánica. Las excavaciones realizadas han permitido desenterrar una ciudad que ha mantenido su trama y muchas de sus edificaciones. En la época en que fue sepultada, la ciudad no presenta una forma rectangular, sino más bien una especie de óvalo irregular. Realmente el origen de la ciudad se encuentra en la zona suroeste y, en esta zona, se puede apreciar el cardo y el decumano. El foro se ubica justo en la intersección de ambas calles. Pompeya disponía de numerosos edificios: el tribunal de justicia, diversos templos, la basílica, el Capitolio, la Curia o edificio del Senado, etc. Y de numerosas domus, lo que hace pensar en la riqueza de sus moradores.

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Pero los romanos no sólo formaron su Imperio en base a sus empresas militares, también sumaron territorios gracias a su alto grado de urbanidad y avanzada cultura. Esto se hace evidente en su alto nivel de conocimientos de ingeniería que se trasladó a la construcción de infraestructuras en las nuevas ciudades. Así, la articulación de todo un sistema de infraestructuras (puentes, acueductos, cloacas) y, muy especialmente, de una red de calzadas facilitaron la integración de los pueblos conquistados. Además, muchos edificios públicos se construían con el objetivo de impresionar y se utilizaron para desarrollar en ellos la función pública (p.ej. Panteón). A continuación, vamos a introducir algunas de los elementos que constituían la ciudad.

  • El primero, las murallas que establecían los límites de la ciudad. De hecho, la mayoría de las ciudades se encontraban rodeadas por murallas defensivas. Sin embargo, no podemos hablar de potentes murallas, salvo en las ciudades en los límites del Imperio. Esto se debe a que los romanos, debido a su supremacía militar, no tuvieron excesivo celo frente a sus enemigos. Los emplazamientos de los castros por lo general tampoco se localizan en lugares defensivos, sino que se situaban en emplazamientos ofensivos, en llanuras desde las que se podía controlar un mayor territorio.
  • La mayoría de las casas no tenía agua corriente por lo que las ciudades romanas tenían edificios de termas, que no sólo tenían una función higiénica, sino que tenían una función de interacción social. Las termas tenían diferentes espacios y se encontraban cuidadosamente decoradas.
  • Otro edificio singular eran los teatros romanos que disponían de un escenario y un graderío que se ubicaba sobre una pendiente. Cuando no existía una colina en el lugar en el que habían decidido construir el teatro, los romanos podían utilizar hormigón para construir una colina sobre la que podrían apoyar las gradas.
  • Y toda ciudad romana de prestigio también disponía de un anfiteatro, donde se celebraban los combates de gladiadores y bestias. El más conocido es el Coliseo de Roma, uno de los edificios más emblemáticos de Roma.
  • Las calles se encontraban pavimentadas, y podían disponer de aceras y alcantarillas, lo que demuestra el alto grado de urbanidad de las ciudades romanas.
  • Se pueden distinguir diferentes tipos de viviendas: las insulas, o bloques de apartamentos de varios pisos; las domus: viviendas unifamiliares y las villas, casas unifamilares situadas en el campo y que disponían de amplios jardines y huertas.
  • Por último, el foro, que era un lugar de encuentro donde ciudadanos y políticos se reunían para comerciar, discutir los asuntos políticos, etc. El foro también era el espacio de representación del poder político.

Fuente: imagen propia

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Fuente: Dominio Público, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Insula2.jpg

Fuente: aula xtec (CC BY NC-SA 2.0), https://www.flickr.com/photos/bogues/6869777329/

Referencias

Bravo Jiménez, S. (2003). La vivienda como reflejo de la sociedad urbana hispanorromana. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, 7(146). Recuperado de http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-146(002).htm

Terán Troyano, F. de (1982). El problema urbano. Barcelona: Salvat. Recuperado de http://oa.upm.es/10952/1/problemaurbano.pdf

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